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Brasil muestra cada vez más interés en importar ovinos en pie desde Uruguay y se maneja la posible instalación de dos plantas frigoríficas, que estarían ubicadas en Quaraí y Livramento.

Más allá de que hoy China se haya transformado en una verdadera aspiradora, comprando toda la carne ovina que puede y pagando valores que superan los US$ 6.500 para la tonelada de carcasas de categorías adultas y hasta US$ 7.500 para los corderos, la demanda brasileña está firme.

Lo más importante es que el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (MAPA) de Brasil ya habilitó la exportación de ovinos en pie y otorgó su aval al paso de frontera en Artigas, donde en el local “Chiflero” perteneciente a la Asociación Agropecuaria de Artigas están las instalaciones para realizar el acopio de animales previo a ser embarcados, revisión de la documentación y otros trámites. La gremial está dando los últimos pasos establecidos para que la estación de acopio quede lista para operar.

“El interés por importar ovinos en pie sigue muy firme. Hay contactos de empresas brasileñas con los productores y esperamos que desde agosto en adelante, cuando comiencen las esquilas, surja una corriente fluida de exportación, especialmente de categorías como ovejas y capones”, afirmó a El País el presidente de la Agropecuaria de Artigas e impulsor de la iniciativa, Jorge Riani.

En los campos con suelo de basalto en el norte del país es donde está la mayor cantidad de ovinos. A los productores se les hacía inviable poder exportar ovinos en pie hacia Brasil, porque sólo estaba habilitado el paso de frontera por Aceguá, lo que implicaba sumar gastos por los kilómetros adicionales que debía transitar el camión si salía de Artigas o Rivera.

Oportunidad. La carne ovina es un producto de elite en los circuitos gastronómicos de las grandes ciudades.

“Hay una enorme demanda de carne y los productores tenemos la expectativa de que se pueda mantener en el tiempo. Con el mercado brasileño abierto para la exportación en pie, hay mayores posibilidades de colocación”, estimó Riani, que apuesta desde hace años a la oveja. Si en algún momento China reduce su demanda o baja abruptamente los precios, el productor tiene otra salida a su negocio y podrá defenderse mejor.

Hoy, el rubro ovino “está muy bien”, admitió Riani. A su vez, la Unión Europea comienza a reactivar su demanda de carne. Brasil que también importa carcasas de corderos, tiene problemas para abastecerse en Uruguay porque la oferta no alcanza, pero hay otro gran mercado al que apostar y en silencio viene creciendo: Estados Unidos.

En este caso, sólo admite la carne ovina con hueso procedente de los compartimentos ovinos de alta bioseguridad, un invento a la uruguaya, auditado por la Organización Mundial de Sanidad Animal, donde la sinergia entre el sector privado que es el titular del emprendimiento y el Estado, que a través de la Dirección General de Servicios Ganaderos (MGAP), habilita y audita toda la operativa, mostró que se puede derribar barreras no arancelarias. Esta herramienta garantiza en base a ciencia que no hay circulación viral de fiebre aftosa en Uruguay y que la especie ovina, por más que no se vacuna desde la década del 90, no ofrece riesgo sanitario alguno a los mercados.

Por el lado de la lana, el negocio está un poco más complicado, principalmente para las lanas medias y más gruesas que no encuentran una comercialización fluida. A su vez, las lanas finas se venden con mayor agilidad y con precios destacados. “No caben dudas que hay que afinar en todas las razas. Esa es la señal que está dando el mercado”, afirmó Riani. Todos los sistemas ovinos en Uruguay producen carne, en mayor o menor volumen y esa es una ventaja importante, porque a las empresas les permite defenderse mejor económicamente.

En la misma sintonía, el presidente del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), Miguel Sanguinetti, afirmó que el rubro ovino vive un momento “más que interesante”. En carne ovina, Sanguinetti considera que “es un año excepcional”, aunque se mostró preocupado por la alta faena de ovejas, que en cierta medida está marcando una liquidación de stock. “No nos gusta, pero esa es la realidad”, sostuvo el titular del SUL.

Consideró que el Uruguay productivo “cambió mucho” y la forestación “influye negativamente contra el ovino en muchas zonas por la inseguridad y los predadores. Debemos movernos dentro de esta realidad para tener más ovejas y producir más corderos”, admitió el entrevistado.

Apuesta. Por otro lado, se acerca una nueva parición y en este último tercio de gestación se juega el partido. Los productores muestran señales de apostar fuerte a la producción de corderos, sacando las ovejas que completaron el ciclo y sustituyéndolas por vientres jóvenes que estarán produciendo algunos años más.

Uruguay tiene un potencial enorme en sus razas ovinas y es posible aumentar el número de corderos con medidas nutricionales y de manejo, como el uso de parideras y separando los vientres por carga fetal, edad y estado corporal.

“La majada está en muy buen estado, hay buen volumen de forraje y se van generalizando las esquilas preparto”, aseguró el Dr. Jorge Bonino, asesor privado, ex técnico del SUL y ex catedrático de Facultad de Veterinaria. “La oveja es un animal que se preña muy bien. Las preñeces históricamente están entre 92% y 93%, pero dentro de esos niveles, hay importantes números de mellizos”, recordó el veterinario.

Muchas de las razas tienen una predisposición genética para producir mellizos y pensar en tasas anuales de entre 15% y 20% de mellizos es normal. “Hay majadas que se trabajan con medidas de manejo y nutricionales que llegan a potenciales de entre 140% y 150% de mellizos”, pero más allá de eso, “hay que lograr que la sobrevivencia de los corderos sea buena”. La vacunación contra Clostridiosis, la dosificación contra los parásitos y la revisión de patas para que entren al potrero destinado a la parición, son claves para arribar a una parición exitosa.